CAPÍTULO SEGUNDO. Diciembre 2006. Mozambique.

Wow, la capacitación en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, ya terminó. Me tuvieron 20 dias recorriendo centros de salud, viendo pacientes, tuve clases teóricas de todo tipo, hasta protocolo. Tiembla Eugenia de Chicoff. Puedo enumerar, sin repetir y sin que me la soplen, todos los beneficios del modelo de atención de mi ONG, modelo que pretendemos llevar a Mozambique. Mi cerebro esta programado para responder hasta las preguntas más conchudas, y siempre con una sonrisa. Por si ARK no renueva mi contrato, ya tengo un plan B, Tupperware.
Para celebrar el inicio del programa el equipo de ARK viajó una hora hasta la casita en la playa de mi jefe Ashraf. Cuando el peló Notebook y dijo, Juan, hemos de trabajar un rato, (en domingo! fuck!), perdón, pero me están llamando, quien? las olas y el viento.
Hacia el mar fui, a jugar chanchou (sic) al sol con las sobrinas de Ashraf, y nadar.

Lunes 15 Enero 2007, Bon Dia, Mozambique.
Hey hey, llegamos. Que calor que hace acá! Pero está todo bien, Dr. Congo soportó Walikale, esta se la banca seguro.
Ni bien salimos del aeroporto, volví a sentir que estaba bien rumbeado, que para esto había venido. El exceso de glamour de Cape Town ya me estaba generando una sensación extraña, de vacío interno. Incomodidad que se disipaba fácilmente con un trago en un pub, desde ya. Pero no se puede vivir borracho, entonces nada mejor que pensar en las razones que me trajeron a Maputo, e ir a su encuentro. Los miles de niños en las calles, los miles de adultos visiblemente deteriorados, uf, este es mi lugar.
Fuimos a buscar las llaves del que sería mi depto, pero por las 3 horas de demora (culpa de SA Airways), la propietaria se molestó y me rompió el contrato en la cara (desde ya que tenía otra persona que le ofrecía más plata). No hubo caso, hasta le mostré el bulto que los dólares hacían en mi bolsillo, cash, tarasca (talasca para algunos), money. Nada. Literalmente homeless (sin hogar) pedí autorización a Cape Town para pernoctar en Polana Hotel, por culpa de la interferencia, no comprendí bien la respuesta, pero deduzco que fue algo así como ''no sos ningún boludo, vos, eh!'' El Polana es un 5 esstrela.
Llamé al embajador de Holanda en Moz, Frans, a quien ya conocíamos por un amigo sudafricano en común, y que nos esperaba esa misma noche para cenar (yo había hecho los deberes y tenía data de Máxima para hablar por horas). Le expliqué la situación, y ''don’t worry, come over'', nos hospedamos en su casa, con cubrecama con escudo real y todo. Vete vete, déjanos en paz, glamour, no nos sigas mas!
La primera impresión de Moz es que todo el mundo vive en armonía. Fuimos a un restaurante y en las mesas, blancos, negros, mulatos, todos comparten todo y se cagan de risa. Una mesa con Mirtha Legrand ancha, tomada de costado, Solita Sylveira borracha, Esther Goris hablando de Saa y Tarada di Tella fazendo pilates no sería, en Maputo, motivo de asombro. La simpatía es igual que en el Congo, un gen africano.
Si en el Congo perdí 8 kilos, acá los recupero y duplico seguro.

1 comentario:

hector dijo...

Hola Juan felicitaciones por tu nuevo viaje a ese mundo tan especial y que tanta ayuda siempre necesita de personas como tu.Una sonrisa cada dia y la vida crece.
Un beso Hector hg